A veces mi
alma se cansa. Se acuesta y duerme,
sueña y vuela.
Se cansa
del trabajo, la gente, hablar, esperar.
Cuando mi
alma sueña, ve aguas inquietas,
caminos que velozmente se recorren,
hijos que son arrancados a sus madres,
insectos enormes y bosques
y te ve siempre a ti, desafiando mis odios.
caminos que velozmente se recorren,
hijos que son arrancados a sus madres,
insectos enormes y bosques
y te ve siempre a ti, desafiando mis odios.
Cuando mi
alma despierta se confunde un poco.
Tiene que
jugar según reglas desconocidas
con
personas torcidas y en tablero escarpado.
Mi alma se
cansa de fingir criterio y calma.
Pero este espíritu nunca desiste:
mi alma proviene de un juncal, al otro lado del mar.
mi alma proviene de un juncal, al otro lado del mar.
Juncos que
se inclinan y rinden honores a la vida cuando el viento es gentil;
o se doblan
hasta la exageración si el viento es cruel: soportan, resisten.
Se inclinan,
sí, pero jamás se quiebran.
No se
parten, no mueren más que de viejos.
Mi alma es como un junco.
Se
acercan vientos.
Estoy lista.
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