sábado, 20 de octubre de 2012

Junco


A veces mi alma se cansa. Se  acuesta y duerme, sueña y vuela.
Se cansa del trabajo, la gente, hablar, esperar.

Cuando mi alma sueña, ve aguas inquietas, 
caminos que velozmente se recorren, 
hijos que son arrancados  a sus madres,  
insectos enormes y bosques
y te ve siempre a ti, desafiando mis odios.

Cuando mi alma despierta se confunde un poco.
Tiene que jugar según reglas desconocidas
con personas torcidas y en tablero escarpado.
Mi alma se cansa de fingir criterio y calma.

Pero este espíritu nunca desiste:
mi alma proviene de un juncal, al otro lado del mar.

Juncos que se inclinan y rinden honores a la vida cuando el viento es gentil;
o se doblan hasta la exageración si el viento es cruel: soportan, resisten.
Se inclinan, sí, pero jamás se quiebran.
No se parten, no mueren más que de viejos.

Mi alma es como un junco.
Se acercan  vientos.
Estoy lista.


No hay comentarios:

Publicar un comentario