Estaba lloviendo. Ella se sentó bajo el paradero y comenzó a
revisar mentalmente el inventario de su vida. No le faltaba nada. A medida que
oscurecía pensó en él, habían acordado reunirse ahí. Mientras lo esperaba
encendió un cigarro y observó el humo ondular en la brisa. La noche estaba
clara a pesar de la lluvia. Entre ellos, sin embargo, nada lo estaba. No
podían retroceder las palabras a las gargantas ni las caricias a las manos.
Miró su reloj y se marchó, justo a tiempo. Cuando él llegó, vio la colilla a
medio apagar en el suelo y comprendió.
lunes, 31 de marzo de 2014
100 PALABRAS: Aniversario
Desayunaron por separado. Fueron al trabajo en silencio, la
radio llenando el espacio. Sin beso se despidieron. Ella pensaba en su problema
de sincronización: cuando te quise, tú no a mí. Ahora me quieres, pero es
tarde.
Esa noche él quiso decirle: te amo, perdóname los errores
involuntarios. Al verla detrás de un libro, desistió. Lo ensayado quedó sin
estreno. Pensó servir copas de vino, tomar su mano. A fin de cuentas, estaban
de aniversario. Ella se levantó primero a preparar café. Tenía las manos frías.
Anocheció. En la cama ella leyó sobre Cronopios y luego
apagó la luz.
100 PALABRAS: Ascensor
El edificio
tiene dos ascensores. Vive solo, en el piso once. No tiene pareja ni anda
buscando. Su vida es tranquila, rutinaria pero agradable. Le gusta su soledad. Una
mañana, dos pisos debajo del suyo, el ascensor se abre. Sube ella. La mujer más
linda que ha visto. Durante semanas se encuentran a diario y conversan el corto
trayecto abajo. Sin nombres. Ella lo hace reír. Fantasea con ella y su
compañía.
Cuando por fin decide invitarla a salir, ella ha dejado el edificio. Regresa cabizbajo a
su rutina solitaria, sin volver a conversar con nadie en el ascensor.
100 PALABRAS: Iguales
Un miércoles nuestra ropa
desapareció. Quedamos completamente desnudos. Algunos gritaron asombrados, otros
rieron nerviosos. El gobierno, preparado
para muchas catástrofes, pero no para ésta, emitió un comunicado radial pidiendo
calma a la población. Reinó el miedo. Al pasar los días constatamos que no
había solución al fenómeno mundial. Un cambio de Era, decían algunos. Tuvimos
que continuar nuestras vidas sin disfraces ni nada que nos diferenciara a
primera vista. Expuestos, iguales, imperfectos. Sin muestras de estatus o
jinetas. Choferes, profesores, sacerdotes, panaderos, policías, millonarios e
indigentes, todos piluchos. Viejos, jóvenes, lampiños y peludos, gordas y
flacas. Trabajamos, estudiamos, criamos. Vivimos.
100 PALABRAS: Muerte del padre
Su padre murió una madrugada de otoño.
Él había dormido a ratos, sentado junto a la cama, esperando la muerte
anunciada. Cuando su padre finalizó la lucha, él dormía. Afortunadamente, se
habían despedido horas antes, sin palabras, de la mano. Había besado su frente
y dicho con los ojos que todo estaba bien, que había sido un buen padre.
A partir de entonces, cada mañana al
afeitarse, el espejo le traía un recuerdo: su padre siempre decía que un hombre
debía poder mirarse al espejo sin ponerse colorado.
Era un buen consejo para enfrentar la rutina de la gran ciudad.
miércoles, 5 de marzo de 2014
El Visitante
Hace unos días llegó a nuestro jardín un pájaro nuevo. Es más
grande que un gorrión, de plumaje gris y su cabeza tiene franjas negras y
blancas. Vive en los abedules y no tiene miedo de nosotros, nuestras voces o el
humo de los cigarros.
Esta mañana lo observé largo rato mientras se limpiaba las
plumas en un ritual hermoso, en la rama más baja del árbol. Le tomo un par de
fotos y él permanece quieto. A veces me parece que me observa de vuelta. Baja al
bebedero de madera que pusimos en un rincón del jardín, se baña o bebe. Camina por el
pasto con calma, recorriendo el jardín completo y, a veces, el borde de la terraza.
Por primera vez no quiero que se apure el otoño. Temo que al
caer las hojas el visitante se vaya.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)