Desayunaron por separado. Fueron al trabajo en silencio, la
radio llenando el espacio. Sin beso se despidieron. Ella pensaba en su problema
de sincronización: cuando te quise, tú no a mí. Ahora me quieres, pero es
tarde.
Esa noche él quiso decirle: te amo, perdóname los errores
involuntarios. Al verla detrás de un libro, desistió. Lo ensayado quedó sin
estreno. Pensó servir copas de vino, tomar su mano. A fin de cuentas, estaban
de aniversario. Ella se levantó primero a preparar café. Tenía las manos frías.
Anocheció. En la cama ella leyó sobre Cronopios y luego
apagó la luz.
Me encantó. Cuántas veces por falta de comunicación perdemos hermosos momentos que no volverán
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