Soñé contigo.
Sentado junto a mí en un almuerzo familiar.
Hablamos sobre un rollo de fotos que voy a revelar.
Pregunto, ansiosa, si veré fotos tuyas en él. Dices que sí.
Entonces, me acuerdo
que estás muerto.
Llega el temblor del llanto y no dejo de mirarte.
No te vayas…
Antes que el sueño termine necesito decirte algo.
Me apuro en decir que deseo, papá, que el niño que alguna vez fuiste esté bien.
Caminando entre nubes en total bienestar.
Me doy cuenta que la idea de las nubes es tonta, pero ya lo
dije.
Me sonríes con amor
infinito y sé que el sueño comienza a
evaporar.
Despierto, pero no
quiero abrir los ojos.
Que no se escape, que no se escape…
No te vayas.
Abro los ojos. Es Facundo quien me mira. Me abraza.