viernes, 22 de marzo de 2013

Amor Incendio



Desde nuestra cama miro hacia afuera.
La luna creciente hace brillar las hojas de los abedules.
En pilares y ramas arañas tejen sin descanso.
Se escuchan ladridos a lo lejos.
Te duermes a mi lado.
Me quedo pensando. Escuchando los perros.
Me pregunto por qué la razón apaga el sentimiento.
Es el precio inevitable?
O es un defecto mío no poder amar y pensar a la vez?

Cuando te conocí no pensaba.
Me enrolé en una guerra santa defendiendo sentimientos.
Contra todo oponente y pronósticos de mal agüero.
Contra aquellas diferencias evidentes  entre tú y yo.
No pensamos mucho, te acuerdas?
Es que el amor todo lo incendia.
Y el nuestro fue un incendio de proporciones.

Pero el tiempo no se hizo esperar.
Me hice vieja por adelanto. Apagando sentimientos. Lentamente.
No me malinterpretes. Hoy te quiero, mucho.
Te agradezco y debo cosas que no diré aquí
porque son solo nuestras.
Has sido un buen compañero.
Imperfecto, pero quién no lo es?

Cómo explicarlo? Fue como si algo me remeciera.
No es exagerado decir que estuve a la intemperie.
Tiempo que pareció eterno, bajo viento, lluvia y nieve.
Apagó todo fuego. Inevitable.
Poco a poco se encendieron mis ideas, pluma y razón.
Cubiertas ya no de fuego, sino de luz.
Más libre que nunca. Completa, conmigo.
Por primera vez.

Es extraño.
Sin ti a mi lado no me habría elevado así.
Impensado  camino hacia la libertad, no crees?
Extraño... amor de incendio que lleva a razonar y perder la fe.

Ya no se escuchan los perros.
Al parecer la luna se durmió detrás de  una nube.
Mañana hay que empezar temprano a empujar la carreta.
Juntos. Tan juntos como cuando fue el incendio.




jueves, 21 de marzo de 2013

Amigas


Mis amigas son fantabulosas mujeres.
No existe esa palabra?
Es que cualquier otro adjetivo les queda corto.

Que valientes son. Que hermosas.
Hoy mi alma agradece por aquellas mujeres
que en mi vida han sido testigo de mis caídas.
Algunas estrepitosas, debo decir.
Sin ellas junto al camino mi silencio hubiera devenido una tumba.

Heroínas  en distintas versiones y formas,
se me antojan reinas de palacios hechos de detalles 
que reflejan sus luchas diarias.
Reinas disfrazadas de madres, amantes, trabajadoras incansables.
Soberanas en su territorio, ejercen poder con suavidad.

A veces, cuando me cuesta llenar de aire mis pulmones
basta un momento juntas, lo que dure un cigarro,
alcanza un mensaje, un llamado
para  reír, creer, recomenzar.

Amigas: eternamente agradecida de su confianza.
De su lealtad, tan escasa y por lo mismo, preciada.
Gracias por su compañía y confidencia,
por guardar mis secretos y darme los suyos.

Mis amigas son fantabulosas mujeres.
Cada una a su manera.
Como yo, semejan  juncos, invencibles al viento.
Parecen frágiles solo hasta que cae la nieve.
Adelante, siempre adelante.


domingo, 17 de marzo de 2013

Ser yo


Sucede que a veces me canso de ser yo.
De pensar, sentir, escribir como yo.
Quisiera ser otra, leve y divertida.
Vivir en la playa junto al sonido repetitivo del mar.
Lunes igual que martes.

No encajo con ustedes, gente alegre.
Me recuerdan que soy culpable de mi tristeza,
organizando cuidadosamente recuerdos en cajitas y cajones, 
buscando ese orden lógico que explique cómo llegué donde estoy.
Me canso de buscar respuestas. Culpa mía por hacer preguntas.

Me aburren las gentes… y lo diré de una vez: me irritan ustedes.
No quiero verlos, pero me veo obligada.
No quiero hablarles, pero ustedes me hablan.
Cuando conversamos, no sé qué decir.
No soy yo usando frases hechas que no sirven para conocernos.
Lo que me gustaría decirles no parece adecuado.
Lo que ustedes me dicen, me aburre.

Me cansa ser yo y acarrear estos pensamientos cada día y a todas partes.
Me canso de tener vocación (frustrada) de ermitaña.

Déjenme sola. Si me van a hablar en idioma risa, prefiero ser sorda.
Si vamos a compartir superficialmente, no me interesa.
Es lo mismo que ocupar el ascensor con un extraño.
Es nada... y eso cansa.

Si se quedan, sean pacientes y sepan que amanezco silente
pero me alegro con el paso de las horas.
Que soy friolenta porque el mundo es frío.
Que me gusta leer poemas y mirar los árboles.
Que unas manitos calentitas y pequeñas son mi mejor abrigo.
Que cuando me río es de verdad y cuando lloro también.


Viento y fuego


Quisiera multiplicarme, ser varias mujeres a la vez.
Poder hacer muchas cosas al mismo tiempo.
Abarcar todo lo que me interese, leer todo lo que desee
y ser capaz de recordarlo en varias memorias simultáneas. 
Disponer de tiempo para todos los amigos, relatos, momentos, viajes, comidas, recuerdos.

Que una le enseñe a la otra cosas que no sabe:  
perdonar, olvidar, mentir si es necesario, independizarse de culpas y convenciones. 
Hacer lo que quiera, cuando quiera.
Una que asuma responsabilidades y otras que salgan a vivir.

Multiplicarse para amar, valorar y realizar más. Pensar menos.
Porque una sola cabeza piensa demasiado, duda, se pregunta. 
Y nadie le contesta, nadie le cuestiona. Nadie la conoce. 
No encuentra un espejo sino en sí  misma. 
Y esa soledad, ese silencio, es como habitar sola el mundo.

Necesito compañía, espejo, referente, sintonía que no encuentro en otros. 
Necesito con urgencia multiplicarme. 
Cuál, entonces, será la fórmula?
Seré viento y fuego: perfecto equilibrio que mantiene llamas ardiendo, 
poder de apagarlas a voluntad. 


domingo, 10 de marzo de 2013

Apretada


Publicado por El Pilín, 4 de noviembre 2013

Me aprietan los medios de comunicación y su desinformación que domina, los futbolistas, periodistas y conductores que no saben hablar. Publicidad, marcas, mall, modas, dinero, poder. Programas de tv donde todos hablan al mismo tiempo en cacofonía insoportable, irresponsables de lo que opinan, frase hechas por doquier.

Me agobia la música envasada y el precio de los libros que quiero leer pero no puedo pagar.
La rudeza de lenguaje, uniformidad de miradas, sermones religiosos, discursos políticos más propios de un circo de bajo presupuesto que de un àgora ciudadana.

Me asfixia el manoseado calentamiento global, el aire contaminado de mi ciudad, las patrañas de fin de mundo. Los gringos en terno, gringos en tanques, (gringos en todas partes),  películas del american way y enemigos imaginarios  everywhere.

Me aplasta la ausencia de cordialidad, empatía y alegría. La falsa solidaridad de campañas mal hechas y reproductoras de miseria.
Me violenta la competencia voraz, capitalismo depredando personas y planeta (a quién le importa?), mediocridad masificada junto al crédito, criminales listados en ranking de fortunas, éxito prometido a todos pero real para pocos. 

Me oprime  la apatìa, flojera, ignorancia,  gente pobre de ideas y empeño. Estudiantes que se quejan de tener que estudiar, ajenos al privilegio de que son parte.

Me sofoca la gente con estudios pero sin educación, conductores adictos a la bocina y el garabato, la falta de gentileza y miradas entornadas a quien es distinto.

Me ahogan los moldes de familia, amor y valores, falsos ejemplos de moralidad que restringen sentimientos verdaderos. Los niños que maltratan a otros para sentirse fuertes porque hay adultos que les enseñan la ley del más fuerte y al compartir la mesa desatan su lengua en rumores y mentiras.

Me aprieta este mundo.

Entonces, cuando ya no puedo respirar, miro a mi hijas y sus amigos  y un aire fresco me llena de nuevo. 
Salgo al jardín y escucho las distintas aves que conviven en paz. Leo un libro antes de dormir o busco la mano de mi compañero. 
Y todo reposa y se calma. Respiro otra vez. 




Primavera


Odio la primavera. El amor en el aire y demás patrañas.
Es mi excusa para no confesar que me he vuelto una extraña.
Para ti y lo que quisimos ser.

Odio la primavera. Sobrevalorada. Mimada y caprichosa.
Se olvidan que fue el otoño quien le permite florecer.

Prefiero el caer de las hojas. Los mil colores de los árboles.
No estoy triste, solo callada. Aparte. Extraña.
Creo que, tal vez, he compartido demasiado tiempo conmigo.





Cómo matar un muerto (Sombras)


Llena de humo y palabras irrelevantes está mi boca.
Pero esos pensares míos,
los que camino, duermo y como, esos los callo.
A todos. Siempre.

Cómo decir que no olvido?  Que no sé perdonar?
No diré que tu boca me trae otra.
Que tus amores de rincón se me aparecen en sombras, como arañas.
Cuándo se irán? Tendré que matarlas?
Y cómo se mata un muerto?
Cómo se borra una sombra?
Si no ayudaron  tiempo, viento, bosque, lago…qué?

No diré tampoco que, cuando llueve, me parece un mero reflejo esta vida juntos.
Como el suelo inundado, espejo de cielo y nubes, pero sin color.

Tampoco hablaré de cicatrices contigo.
Toda marca tiene un origen y un relato,
y te he mostrado algunas, antiguas.
Las otras, las nuevas, no las compartiré.
Esas que no fueron sanadas por manos tibias de madre, 
escondidas bajo vestido de hierro.

No diré nada más. 
Silencio.









sábado, 9 de marzo de 2013

Los Días


Todos los días se miden igual.
Reloj, hecho para uniformar
como otras creaciones humanas
útiles  y aplastantes.

Cada jornada tiene la misma cantidad de horas.
Pero muchos sabemos, o al menos presentimos,
que no todos los días miden lo mismo.

Si mis cálculos son correctos,
este año cumpliré alrededor de trece mil ochocientos días
fuera del útero de mi madre,
es decir, luchando.

Algunos de mis días parecieron eternos.
Tardes estirándose al ritmo de las olas.
Horas de lectura, bicicleta  y fantasías de niña.
Otros días parecieron muy breves, frágiles, como a punto de romperse.
Como cuando murió Elisa.
Un lavamanos, sus manos tomando suavemente las mías,
una puerta con pestillo, ella no se despidió.

Estoy convencida.
El tiempo vivido depende de cuan intenso el sentimiento.
Un minuto de miedo puede sentirse como una hora.
Un segundo de felicidad puede alargarse,
repetirse,  ondulante, hasta la muerte.
Recuerdo muchas jornadas felices, aunque breves.
Suficientes para hacer una vida plena.
De los días oscuros y fríos como cavernas
no diré nada.

Mis hijas nacieron de noche.
Recuerdo los días siguientes como los más largos y felices de mi vida.
Quien ha parido sabe que no hay magia, ni Dios, ni visión
que se compare a ese primer contacto,
cuando los sentidos no alcanzan para revisar,
observar y reconocer al humano que salió de uno.
Ese día la sensación de soledad, alegría, responsabilidad, gratitud,
es tan abrumadora que la mayoría de las madres brilla y llora.
Como si el reloj no avanzara. 
Como si las horas no existieran.

Tampoco se olvida el día que por primera vez nos enamoramos,
si es que tuvimos la  suerte de ser arrasados, atropellados por el amor
en menos de lo que tarda el sol en meterse al mar.
Yo tuve esa dicha y ese día lo guardo como un tesoro
que jamás trucaría.

Cómo puede una jornada de logros
durar lo mismo que una de fracaso?
Quién diseñó semejante tontera?
Por qué hay días cargados de rutina,
mientras que otros no alcanzan para tanta
sorpresa, celebraciones, amores?

Por qué ese día en que, por azar,
conocemos a quien nos cambiará la vida
se termina perdiendo en un cúmulo de días apiñados en un calendario?
Por qué algunos días no guardan nada,
mientras otros se aprietan como pueden en fotos llenas de risa,
o traen hijos, amigos, amores?
El tiempo que demora el sol en viajar
de un lado a otro, es también nuestro tiempo?

Mi tiempo seguirá transcurriendo a mi manera.
Borrando días como si nunca existieron.
Guardando otros en secreto.