Llena de humo
y palabras irrelevantes está mi boca.
Pero esos
pensares míos,
los que
camino, duermo y como, esos los callo.
A todos.
Siempre.
Cómo decir que
no olvido? Que no sé perdonar?
No diré que tu
boca me trae otra.
Que tus amores de rincón se me aparecen en sombras, como arañas.
Cuándo se irán?
Tendré que matarlas?
Y cómo se mata
un muerto?
Cómo se borra una sombra?
Si no ayudaron tiempo, viento, bosque, lago…qué?
No diré tampoco que, cuando
llueve, me parece un mero reflejo esta vida juntos.
Como el suelo inundado, espejo de cielo y nubes, pero sin color.
Tampoco hablaré de cicatrices contigo.
Toda marca
tiene un origen y un relato,
y te he
mostrado algunas, antiguas.
Las otras, las nuevas, no las compartiré.
Esas que no
fueron sanadas por manos tibias de madre,
escondidas bajo vestido de
hierro.
No diré nada
más.
Silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario