Ganas de
volver a caminar contigo la ciudad devastada.
De aspirar
el olor a pasto recién cortado de tu jardín
y leer tres libros de luna a luna
para burlar el tiempo entre los dos.
De perder
la noción del tiempo camino al Laja,
helarnos las manos en las aguas de las
vertientes,
confirmar los mil colores en el atardecer de la laguna.
De volver a
entrar en bosques húmedos y oscuros,
vagar hasta que el sol se esconde,
hinchados de felicidad,
como todopoderosos caminantes del mundo ancho y
perfecto,
hecho para ti y para mí.
Ganas de
volver.... qué importa si todo se pierde?
Volver a verte como eras aquella mañana nefasta en
que ni adiós nos dijimos.
Ganas de quitar
tus manos perfectas del recuerdo imborrable,
de conservar tus cartas,
ganas de
poder llorarte, de dejar de esperarte.
Ganas de
volver a saber de ti, fantasma de mi vida, amor de siempre.
La nostalgia de emociones vividas en momentos ya pasados y que no se vuelven a repetir. Aunque recrees la escena de aquel momento, no se replican las emociones vividas. Ni en su forma ni en su intensidad.
ResponderEliminarEs tan humano acreditar que se ha vivido ....
Rescatarlas en un relato es el mejor homenaje y reconocimiento.
Felicitaciones ... por esta emoción compartida.