Cualquiera con ojos abiertos

Cualquiera puede ver lo mismo que yo.

Que el orden esconde caos,

que la verdad no existe,

ni los dioses tampoco.

Que quien habla mucho oculta su vacío,

y la vanidad cubre inseguridades.

Cualquiera sabrá que el amor es pasajero pero inevitable,

y la soledad es traje que vestimos a diario debajo del disfraz de moda.

Que la palabra escrita es compromiso irrompible,

y los sueños de cambio -individuales o colectivos-  son derecho.

Que los amigos son cada vez menos y mejores,

que estando solos probamos nuestro amor propio e inteligencia

Todos aprenden lo mismo que yo.

Que los padres se equivocan en tantas cosas,

la educación  que pagamos es insuficiente para vivir sin errores,

los medios mienten y embrutecen,

el gobierno de turno saca la vuelta mientras uno trabaja,

los pobres se sacan la cresta,

los ricos le sacan la cresta al resto,

mientras cadenas de ignorancia se engruesan y enroscan

sobre nuestros cuerpos.

Todos pueden ver, como yo,

que las cosas cuestan el doble mientras más las deseamos,

que las esperas estiran el tiempo

y los abrazos lo detienen.

Que las mejores ideas se nos ocurren cuando no llevamos papel,

cuando gritamos en silencio lo que no podemos decir.