lunes, 21 de enero de 2013

Amor de dos



Algunos poemas y novelas
-y casi todas las estupideces que hacemos-
tienen su origen en el amor. 
Amor de días, meses, un año, una vida… 
arrasa de dentro hacia afuera, 
vuelve cierto los clichés y te hace niño.

No importa si se enfría, si muere, si a ratos lo pierdes. 
Nada te quita el recuerdo vivo de cada
aroma, sonido, palabra dicha, susurrada o escrita, 
calles recorridas, silencios compartidos, batallas ganadas, 
excusas para verse, hablarse, tocarse...
infinitas formas de decir te quiero sin que nadie más lo note. 

Si ese amor fue aguerrido, incomprendido, 
rechazado por el público, 
saltando vallas sin perder el equilibrio,  
y aun así nada lo detuvo, entonces mejor.
Porque se tiene el mérito del triunfo  
en medio de dificultades que parecían invencibles. 
Saberse vencedor es el  combustible que permite recomenzar, volver a creer. 
Una y otra vez.
Tal vez distinto, más calmo, menos ingenuo,pero nuevamente vivo. 
Verás entonces que tu amor es un personaje nuevo por descubrir
y que también eres un extraño para ti mismo, 
capaz de maravillas y terrores.
Y por mucho que caviles y dudes y sueñes y preguntes… 
llegarás a la misma conclusión: la vida de a dos vale la pena.






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