Quiero ser un Neruda y hablar con
simpleza.
Decir, por ejemplo, ¡qué corta es la vida!
Cada noche me parece haber perdido un
tramo precioso
sin haber logrado hacer algo importante por alguien,
de haber hecho un nuevo amigo,
de haberme reído más.
Desde mi soledad de laberintos y torres,
sé que el único camino es la palabra.
Escribo de día en papel y de noche en
nubes …
Pero tú no me lees, no me conoces.
Dime, tus ojos no están hechos para
ver?
Por qué no me lees? Tienes miedo? No te
gusto?
Te molestan mis metáforas?
Nada más triste que saber que tú,
precisamente tú, no me lees.
No hay comentarios:
Publicar un comentario