viernes, 2 de noviembre de 2012

Sueño


Anoche soñé contigo.
Tu hermoso cuerpo saliendo del agua,
todo cubierto de gotitas que reflejan la luz.
Me acerco despacio y te envuelvo en una toalla y un abrazo.
Tan real como fuiste real un verano.
Me miras y me pierdo en ese verde calmo.
Tu mirada me traspasa el alma
y de nuevo, como antes, me parece que no hay mundo más que tú.
De nuevo, como antes, me parece que lo dejaría todo.
Todo por seguir colgada de tu cuerpo y sus gotitas de luz.

Tú,  que tienes nombre y apellido,
que vives en alguna parte, entre algunas gentes,
te presentas en mis sueños cada cierto tiempo para que no te olvide.
Apareces y me doy cuenta que tengo para ti una memoria aparte,
guardando tu cara, manos y aroma con detalle.
Seguramente has, como yo, cambiado.
Sin embargo, me visitas tal cual fuiste  ese verano.

Entonces, de pronto,  anuncias que te vas.
Se que el sueño se termina y te pido no me dejes.
No me dejes…
Ante la certeza de tu partida me rompo.
Te suplico entonces “ven  a buscarme”.
Repito, “ven a buscarme”.

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