Siempre hacía sus trámites temprano. Era fecha de cobrar la
pensión así que se levantó como cada mañana a las siete, tomó el acostumbrado
tazón de leche con avena y luego de afeitarse salió de su edificio rumbo al
metro Baquedano. De pie en el vagón sacó algunos cálculos rápidos: cuentas y
farmacia. No olvidar el regalo de cumpleaños de Carlita. Alcanzaría justo.
Se bajó tres estaciones después y sin prisa cobró, pagó,
compró. Ya cumplidos los deberes, regresó caminando a buen ritmo para hacer ejercicio.
En el trayecto pasó a la iglesia a dar gracias por su buena vida.
El microcuento de 100 palabras hace que mejores tu capacidad de síntesis, insinuando más que detallando.
ResponderEliminarEn este cuento resumes la realidad austera de los pensionados que viven con lo justo para pagar lo que deben.
Te felicito por el buen desarrollo de esta técnica narrativa
me emociono al leerlo, me involucro, es buenisimo.
ResponderEliminarMuyyyy bueno, yo intento escribir. Saludos :)
ResponderEliminarBello...me transportó me hizo recordar a mi abuelo paterno....viviendo lo simple,día a día...Carpe diem..
ResponderEliminarMuchas gracias 💗
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